Arch. Myriam B. Mahiques Curriculum Vitae

Friday, May 14, 2010

Logran mapear un antiguo sitio maya con tecnología LIDAR

Pirámide maya de Caana, en centro América. Foto de la Nación

Aquéllos no familiarizados con morfología urbana y fotogrametría, se preguntarán qué significa LIDAR. La palabra se compone por las primeras letras de Light Detection and Ranging. Sencillamente, tecnología láser mediante aviones, también llamada Airborne Laser Scanning ALS.
Quiero destacar aquí la importancia del avance tecnológico, porque hasta su empleo, era sumamente difícil y costoso analizar formas urbanas arqueológicas escondidas en selvas, enterradas bajo árboles y montículos, los avances eran lentos, gracias al esfuerzo de mucha gente que se abría paso con machetes. Por supuesto, las fotografías aéreas en todos sus aspectos (ej. fotogrametría, estereo fotogrametría, fotos con cámaras infrarrojas), han sido de mucha ayuda, pero no han de tener la precisión del láser. Y, fundamentalmente, lo que antes se hacía en meses, ahora se hace en días.
Los datos son obtenidos a través de escaneos láser desde aviones, que permiten verificar la altura de los edificios. La metodología se basa en pulsos enviados desde el avión al piso y se mide el tiempo en el que el reflejo del pulso vuelve. Como dato de salida (output) se dan coordenadas del terreno en 3D.
La utilización de LIDAR no es nueva. Ya, en los congresos de análisis de imágenes aéreas del 2003, se nombraba LIDAR junto con análisis vectorial de formas urbanas en 3D. Al menos para el año 2007, -seguramente ahora habrá otras herramientas- la información –irregular- representada por puntos se procesaba y verificaba en una grilla para todas las aplicaciones posibles. Las zonas homogéneas, como calles y techos, se separaban con filtros de bordes, siempre en escala de grises. Los bordes son información de alta importancia, ya que definen las construcciones.
Veamos un ejemplo de aplicación en el sitio arqueológico de Caracol, parte de las ciudades mayas de centro América. La nota que sigue a continuación, se publicó en La Nación el día de hoy, la fuente original es el New York Times. El autor, John Noble Wilson.
Imagen de S. Zinger, M. Nikolova, M. Roux, H. Maitre. 3D Resampling for Aireborne Laser Data of Urban Arreas http://www.isprs.org/proceedings/XXXIV/part3/papers/paper077.pdf
Imagen de S. Zinger, M. Nikolova, M. Roux, H. Maitre. 3D Resampling for Aireborne Laser Data of Urban Arreas http://www.isprs.org/proceedings/XXXIV/part3/papers/paper077.pdf
Durante un cuarto de siglo, dos arqueólogos y su equipo barrieron la vegetación tropical para investigar y cartografiar los restos de una de las más grandes ciudades mayas, de América Central. El avance lento, sudoroso, con machetes, parecía ser la única manera de descubrir el alcance del antiguo paisaje urbano, ahora escondido debajo de una densa cubierta vegetal. Ni siquiera las nuevas tecnologías de sensores remotos, tan efectivos en décadas recientes para explorar otros sitios arqueológicos, fueron de ayuda: no podían ver a través de los árboles. Después, en la seca primavera de hace un año, Arlen F. Chase y Diane Z. Chase probaron utilizando señales láser que penetran la cubierta de la jungla y son reflejadas desde el suelo. Ofrecen imágenes en 3D del antiguo sitio de Caracol, en Belice, una de las grandes ciudades de los mayas.
En sólo cuatro días, un avión equipado con una versión avanzada de esta tecnología sobrevoló la jungla y reunió datos que superan más de dos décadas y media de mediciones a ras de la tierra, según dijeron los arqueólogos. Después de tres semanas de procesamiento en el laboratorio, las casi diez horas de mediciones láser mostraban detalles topográficos de un área de casi 100 km2, especialmente patrones arquitectónicos y modestos montículos, caminos y terrazas agrícolas.
"No pudimos creerlo -dijo Diane Chase, al recordar el primer análisis de las imágenes-. Creemos que el lidar ayudará a transformar la arqueología maya del mismo modo como lo hizo la datación de carbono en los años 50, y la interpretación de los jeroglíficos en los 80 y 90."
Los Chase, profesores de antropología de la Universidad Central de Florida, en Orlando, habían determinado que Caracol se extendía sobre una amplia área en su momento de esplendor, entre el 550 y el 900 d. C.

Desde un centro ceremonial de palacios y amplias plazas, se extendía hacia zonas industriales y barrios pobres, y más allá, hacia suburbios con casas, mercados, campos en terrazas y reservorios. Esta imagen del desarrollo urbano los condujo a estimar la población de la ciudad, en su auge, en más de 115.000 individuos. Pero algunos arqueólogos dudaban acerca de las evidencias que respaldaban esas interpretaciones.
"Ahora tenemos la totalidad de los datos y podemos ver el paisaje completo -dijo Arlen Chase-. Conocemos el tamaño del lugar, sus fronteras, y esto confirma nuestras estimaciones acerca de la población. Vemos todas estas terrazas y podemos entender cómo se alimentaba esta gente."
El estudio sobre Caracol fue la primera aplicación de la tecnología láser avanzada en un yacimiento arqueológico tan grande. Los vuelos fueron realizados por el Centro de Cartografía Láser de la National Science Foundation, operada por la Universidad de Florida y la Universidad de California, en Berkeley.
Otros arqueólogos, que no participaron en la investigación, pero estaban familiarizados con los resultados, dijeron que la tecnología debería emplearse en las exploraciones, especialmente en los trópicos, donde la vegetación es tan espesa. Para el estudio de Caracol, el avión voló a alrededor de un kilómetro sobre el terreno, a fines de la estación seca, cuando el follaje es menos denso. Los años que los Chase pasaron en exploraciones tradicionales permitieron confirmar la efectividad de esta tecnología.
Referencia:

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