Discusión Sobre la Evaluación en los Proyectos de Diseño

Corte longitudinal de Hostería en San Pedro, por Víctor Papadia. Foto de Myriam Mahiques

“Given enough exposure to the materials of an intelligence, nearly anyone who is not brain damaged can achieve quite significant results in that intellectual realm”. (Gardner, 1993)

Hablando con colegas acerca de los alumnos que cursan la carrera de Arquitectura, escuché el siguiente comentario ¨cualquier alumno, a la larga se recibe, porque está apoyado por sus compañeros en los ejercicios de grupo, los compañeros ocultarán sus falencias¨.

No siempre es así, porque también hay ejercicios individuales, sin mencionar los exámenes.

La evaluación en exámenes técnicos se basa en si el alumno demuestra conocimientos o no sobre un tema específico. Y difícilmente haya controversia al respecto. Claro que el profesor puede considerar que lo que el alumno toma como un sencillo error, es una aberración conceptual. Veamos mi anécdota, mi profesor de estructuras de grandes luces pregunta: ¨módulo de elasticidad del hierro¨, y yo respondo rápidamente y confundida, el numerito perteneciente al hormigón; el profesor se horroriza y me baja varios puntos. Con los años, creo que no tiene sentido preguntar a un alumno un número que se lee en los libros o está en softwares de cálculos....en 24 años de práctica jamás necesité recordar los famosos números, pero sí la resistencia de materiales. Por otro lado, bien merecí el castigo de obtener menor puntaje.

Pero la evaluación en el campo del diseño es tema de grandes discusiones entre profesores, fuertes a veces, donde el docente defiende su rebaño y a no ser que el proyecto sea insalvable desde todo punto de vista, muchos llevan la razón en tal discusión.

Con otro profesor, habíamos implementado una tabla de evaluación, basada en firmitas, venustas y utilitas. Traduciendo, habría tres notas en el rango del 3 al 10 (un 2 es irreversible y no se apela) aplicadas a la estructura, la estética y la funcionalidad del proyecto. A esta tabla, sugerí agregar otras notas de presentación y concepto. Porque, acaso un alumno que se esmera y no tiene ausencias, merece ser medido con la misma vara que otro que no se esmera pero tiene un proyecto fascinante? Ciertamente, los proyectos bien logrados en su belleza estética tienen su encanto que nos tienta a soslayar firmitas y utilitas.... Todo esto queda bajo las líneas de diseño autoritarias de la cátedra –si las hubiere- que generalmente siguen una corriente política muy marcada. Traducción, de no haber flexibilidad de pensamientos, no se aprobaría un proyecto ¨capitalista¨ en una cátedra ¨socialista¨ y así…. Lamentablemente, dichas corrientes se mantienen en los concursos profesionales, el arquitecto experimentado, averiguará primero quiénes son los miembros del jurado para ver hacia dónde apuntarán las evaluaciones. Habrá favoritismos? Posiblemente. Desde luego, los concursos son anónimos, pero quién no descubriría los trazos de un famoso? Como se vé, la problemática de las evaluaciones van más allá de los claustros.

Edificio Somisa, de Mario Roberto Alvarez en Argentina. La estructura expuesta como venustas y firmitas. http://static.panoramio.com/photos/original/12017434.jpg

Una calificación de criterio incorrecto, puede afectar la sensibilidad del alumno, y aún siendo correcta, cada alumno merece recibir una explicación personal del porqué de su resultado, insisto, porque no podemos decir como en matemática ¨el resultado es incorrecto¨, tal vez no conveniente... Es importante recordar, que en nuestra profesión hay muchos perfiles posibles, ninguno sobrepasa al otro, sino son paralelos. Ahí se funda la oportunidad de salir adelante.

“Creo que la versión del arquitecto generalista, esa identificación con una capacidad tan abarcativa llegó a su fin, aunque miremos para otro lado”. (A. De San Sebastián, 1994)

El arquitecto y psicólogo social Alvaro San Sebastián distingue cinco perfiles dentro de la carrera arquitectura:

1.- El especialista en proyecto. Es la condición innata de nuestra profesión. Generalmente, es el eje central de la formación.

2.- El proyectista de lo constructivo, aquél que domina la tecnología y diseña todas las alternativas para el proceso de materialización de una obra.

3.- El alumno o profesional relacionado con el mundo de la informática, un campo altamente demandado por los alumnos.

4.- El empresario, el gestor de negocios, aquél que será capaz de generar nuevas formas de llevar adelante un proceso productivo.

5.- El intelectual, el teórico, el crítico, que desarrolla tareas de investigación y desde dentro de la disciplina aporta al crecimiento de los conocimientos.

Cuadrículas y Casas. Acrílico sobre tela de Clorindo Testa; su excelente trabajo es inconfundible. terrenoparasilencios.blogspot.com

Ex Banco de Londres, de Clorindo Testa en Buenos Aires. Plasticidad y tectonicidad a la vez. Foto en Google.com

Estas tendencias confluyen en el área de diseño con un solo objetivo: la resolución de un proyecto, el que finalmente no puede ser calificado como el producto de una competencia profesional, prescindiendo de la evaluación directa del alumno. Howard Gardner (Harvard University) definiría esta situación como “Bestismo”, el énfasis en el destacamiento individual tanto en los procesos educativos como en las relaciones sociales, es decir ser el mejor en algo que todos consideran valioso. A veces, las acciones docentes inducen la competencia, en búsqueda del “mejor”.

Sin embargo, todos los alumnos necesitan contar con una oportunidad a lo largo del año lectivo, siempre hay una inteligencia emocional lista a salir a la luz, sólo se trata de que el docente descubra algunos caminos alternativos, tal vez interdisciplinarios. Por ejemplo, un ejercicio que pueda combinar matemática y diseño, música-pintura- diseño. A modo de ejemplo cito el museo del Holocausto, del arquitecto Daniel Libeskind quien toma en su teoría ritmos musicales y los plasma en formas geométricas no Euclidianas, con fuertes relaciones histórico-sociales-emocionales.

El profesor Nilson José Machado (Universidad de Sao Paulo), observa que la manifestación de las habilidades infantiles se expresa a través de diseños, antes que el lenguaje les sea accesible.

“Los elementos pictóricos se tornan en elementos fundamentales de comunicación y expresión de los sentimientos, funcionando como un canal muy especial, a través del cual se revelan las individualidades....A lo largo de toda la vida, tal forma de expresión constituye un instrumento importante, casi siempre subestimado, o sometido a las conjunciones del lenguaje escrito, articulado complementariamente con una dimensión lógico-matemática de inteligencia. Es notable cómo tal conjunción dificulta la manifestación de capacidades de diseñar en individuos adultos...... sin los condicionamientos asociados al funcionamiento del lado izquierdo del cerebro, facilita de modo sorprendente la elaboración de diseños a cargo de individuos no especialistas ni entrenados especialmente para el diseño”. (Nilsen, 1995).

Un proyecto formalista y de composición de módulos. http://www.designboom.com/tools/WPro/images/12k/mf1.jpg

Un último tema a mencionar es el de la factibilidad constructiva-económica del proyecto. No contábamos con ello en nuestra tabla, pero no se dejó de lado. El objetivo del ejercicio debe ser muy preciso, y establecerse a priori. Si el proyecto no es construíble, por ejemplo, por sus altos costos, podría obviarse si el objetivo es el aprendizaje del diseño en sí, una restricción económica corta las alas de la creatividad, en sentido estricto, ya sabemos que la creatividad es posible incluso en los emprendimientos más sencillos. Sin embargo, parte del aprendizaje es que en la práctica real, un diseño espectacular puede no contratarse por infactibilidad, es decir, la idea, la esencia del proyecto perduran, pero no es factible construirlo, lo cual es frustrante. Recordemos el caso del gran Calatrava......

REFERENCIAS

Nilson J. Machado, “Epistemología e Didática”, Cortez Editora, Sao Paulo, Brasil, 1995.
Howard Gardner, “Multiple Intelligences. The Theory in Practice”, Basic Books, New York, 1993
Alvaro San Sebastián, “La Formación de los Arquitectos”, Area de Formación, Centro Poiesis, Serie Difusión 8, SICYT, FADU, Buenos Aires, 1994