Asentamientos bajo la autopista. Foto de Revista Eñe
Marc Augé es un antropólogo francés, nacido en 1935, director de estudios en la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de París, institución de la que fue presidente entre 1985 y 1995. Algunos de sus libros publicados son "Los no lugares: espacios del anonimato" (1993), "Hacia una antropología de los mundos contemporáneos" (1995), "El viajero subterráneo: Un etnólogo en el metro" (1998), "Ficciones de fin de siglo" (2001), "Diario de guerra: El mundo después del 11 de septiembre" (2002), "El tiempo en ruinas" (2003), "¿Por qué vivimos?" (2004) y "Elogio de la bicicleta" (2009).
El texto que sigue es la reproducción del artículo de Julián Gorodischer, ¨Utopía Negra¨, publicado en la revista de cultura Eñe, sábado 4 de septiembre de 2010:
Es el año 2040, y Buenos Aires se convirtió –según la predicción del antropólogo francés Marc Augé*– en uno de los núcleos de concentración de miseria y riqueza más importantes de Latinoamérica. Estamos ubicados en uno de los no-lugares más tradicionales (el concepto es de su autoría –en Los no lugares, Gedisa, 1993– y refiere a los espacios donde uno permanece anónimo estando en multitud, solo aunque acompañado): el lobby del hotel NH Tango, edificado sobre los restos del extinto cine Metro, ahora sucursal de una cadena que se apropia y extranjeriza el "valor autóctono".
Le propuse a Augé un ejercicio de anticipación, que aceptó con entusiasmo porque ya dedicó lo mismo a la megalópolis de Europa: hagamos de cuenta que ésta, que nos rodea, es la realidad del 2040. Entonces, empieza a especular. "Afuera –dice– hay una ciudad con los problemas de todas las ciudades del nuevo mundo: ya no hay una democracia que mezcle mercado liberal y democracia representativa." ¿Qué hay entonces?
"Se lo estoy diciendo: no una democracia representativa", sigue, "sino una sociedad desigual, una sociedad de clases o análoga a la de Francia de antes de la Revolución Francesa: un polo en el que se concentran la riqueza, el saber, la ciencia y el poder. El poder será la red misma, más allá de un poder nacional."
–¿Qué otros polos del mismo tipo hay en América Latina?
–Buenos Aires, Río de Janeiro y San Pablo.
La Ciudad de Buenos Aires –dice Augé– sustituyó los lugares de residencia por lugares de trabajo, reemplazó los espacios de paseo por vías de circulación, y los lugares de la vida por un decorado.
Año 2040: salvo raras excepciones nadie vive en Buenos Aires. Los que se quedaron son la presidente de la República, su marido y algunos funcionarios de alto rango del Ejecutivo. Por la mañana y por la noche, multitudes disciplinadas llegan o salen de las oficinas. Los turistas visitan los lugares más importantes de la Capital. El casco histórico sigue siendo el lugar favorito para este público, aunque su refacción y administración fueron confiados a la Disney. La compañía estadounidense –dice Augé– negoció directamente con los propietarios privados la compra de los edificios necesarios para reconstruir la Buenos Aires histórica. Se comprometió a crear cierto número de empleos y a asegurar el mantenimiento de las vías de acceso. Los visitantes se sienten felices cuando entran a la flamante réplica del Cabildo y al Colegio Nacional de Buenos Aires, exactamente iguales a los edificios que están sustituyendo.
La prohibición de circulación de todos los autos en el perímetro que encierran la 9 de Julio, Paseo Colón, Avenida Belgrano y Avenida de Mayo no tuvo los efectos benéficos esperados en cuanto a la calidad del aire.
–Ya no queda más petróleo –sigue Augé–. Los medios de transporte se han desarrollado usando electricidad. Se crearon nuevas autopistas para ir hasta los aeropuertos. La ciudad se remodeló con la prioridad de entrar en comunicación con el resto del planeta. Algunos estudiantes todavía frecuentan la Biblioteca Nacional o la del Congreso, pero quedaron suprimidas todas las universidades de Buenos Aires y fueron reemplazadas por enormes campus.
Seguimos: la Avenida del Libertador, después de una discutida iniciativa de la jefatura de gobierno, quedó transformada, a partir de 2015, en avenida peatonal. Uno puede recorrerla de arriba abajo para terminar en el Museo Histórico Nacional. Este museo ha sido tomado por el "valor" entretenimiento; es decir, la prioridad es que el público viva una experiencia, que participe en una especie de juego de reconstrucción relacionado con la experiencia histórica. "El arte fue apropiado por la sociedad de consumo. Se ampara en las ferias (las palabras son reveladoras). El arte –repito– ha sido definitivamente dominado por la sociedad de consumo". Los espacios de reconstrucción histórica se transformaron –estos sí– en "no lugares". "Ya no se puede hablar de centro y de periferia, sino de un descentramiento."
En el centro de la ciudad no queda nada más que el espectáculo de la ciudad histórica para el turismo; pero los llamados centros históricos son espectáculos incluso para la gente que vive en la ciudad. Cambió radicalmente la relación que tenemos, en 2040, con el exterior de la Nación, que la mayoría conocemos solamente a través de imágenes. No son muchos los que viajan a otros países, pero muchos tienen una idea de cómo son esos países por las imágenes que nos invaden por televisión y por la computadora.
Pero Buenos Aires es todavía una ciudad. Muchos lugares siguen recomponiéndose, marcando momentos políticos o culturales importantes en la vida colectiva. La permanencia del viejo Colón sigue convocando a veladas animadas. Sigue habiendo espectáculos callejeros en los alrededores de los pocos espacios verdes que se expandieron alrededor del 2025.
El MNBA y el Parque Tres de Febrero fueron renovados de la misma manera: los espacios de circulación son más amplios y se admiten atracciones especiales tomadas a préstamo de la estructura de un parque temático. A la entrada, hay centros de visita virtual que permiten recorrer el museo o el espacio verde sin necesidad de un largo trayecto caminando, viéndolo en gigantescas pantallas que ofrecen imágenes en 3D.
Muchos prefieren este modo de visita, que es menos cansador y optimiza tiempo y energía. La entrada es gratuita para los mayores de 85 y los titulares de una asignación universal por hijo.
En los foros universitarios, los etnólogos que siguieron la huella de Augé en el estudio de los espacios transnacionales de circulación de personas ya no piensan en términos de "no-lugar" sino en el de "híper-lugar", "en el sentido de que se puede hacer cualquier cosa en ellos, como en el aeropuerto –describe el precursor de esas nuevas camadas–, donde se pueden comprar cosas, utilizar el banco, hasta se puede vivir en un aeropuerto. El desarrollo de los espacios de comunicación, circulación y consumo creció hasta convertirlos en centrales para la organización de las sociedades".
"Se puede comprar cualquier cosa en cualquier lugar –dice Augé– proveniente de cualquier confín del mundo. Hay una circulación más intensa de productos. En cambio, en comparación con el auge del concepto de híper-lugar, el de no-lugar perdió vigencia desde que dejó de considerarse como un espacio del anonimato." "La planetarización, la globalización, la seguridad se vuelven, por ciertas razones, más fuertes, y además está esa necesidad de 'papeles'; es un hecho muy remarcable que la situación 'sin papeles' de la gente 'sin papeles', es decir, sin identidad es no tener nada que hacer."
Año 2040: los países pobres están menos lejos de los países ricos. Hay una disminución de la brecha entre los países pobres y los ricos, explica el antropólogo. Pero la diferencia entre los más ricos de los ricos y los más pobres de los pobres, en el interior de esos países, es en todas partes del mundo muy marcada, incluso en los países subdesarrollados.
"La brecha entre los más ricos de los ricos y los más pobres de los pobres crece", sigue. "Se da en todos los países, incluso en los emergentes; se da en los Estados Unidos, la China o Ruanda." Los espacios virtuales articulan la vida social imponiendo una comunicación, que no es del orden de la "relación". El eje de la vida en comunidad es la comunicación con otros que no conocemos.
–¿Cómo se manifiestan esos sistemas de relación?
–No es de relación, dije, es de comunicación. Falta reflexionar a propósito de eso. En Los no lugares he puesto el espacio virtual del lado de los "no lugares", pero es más complicado que eso.
Año 2040: la mira en el futuro del planeta está fuera del planeta. "Iremos a colonizar otros planetas; no sé cuándo, pero el futuro del hombre está fuera del planeta. Como parte de un proceso más o menos reciente, la gente empezó a adquirir una 'identidad planetaria', que quizás sea el principio para salir a buscar a otros mundos."
"Cuando hablamos del mundo-ciudad –sigue Augé– tenemos la idea de que todo está circulando, que el planeta es como una gran ciudad. Lo que en cierto sentido es verdad. Y todo circula. Pero cuando estamos en la ciudad-mundo, vemos que las cosas son menos ideales. Es decir, que la verdad del mundo-ciudad es la ciudad-mundo. Es decir, vivimos en la diversidad, a la vez la riqueza, la pobreza, la ignorancia, el saber, todo junto. No son puros, son lugares de lucha o de diferencia."
Año 2040: la sociedad de consumo es la principal fuerza ideológica, y son mucho más fuertes los efectos de fascinación que ejerce que las expresiones de resistencia o de protesta, que no son sorprendentes.
Por fin asumimos que el planeta es frágil. Las epidemias circulan más rápido; se habla mucho de la gripe. Tenemos miedo.
La agenda está dominada por las malas noticias a propósito de la ecología, que tienen el mismo impacto que las noticias deportivas, captando la atención para hacernos pensar en sólo un par de cosas. La gente es muy pesimista, y no se sabe exactamente por qué. "Bueno, o se pueden suponer muchas razones", dice Marc Augé. –¿Son pesimistas con respecto al futuro?
–Con respecto al futuro y al presente. Tristeza, malhumor, etcétera controlan esta utopía negra. Si no quiere una utopía negra, puedo atenuar... –Sí, prefiero. –Puedo matizar las cosas, diciéndole que el único elemento, no de optimismo pero sí de expectativa, es que después de cada catástrofe, cada guerra, hay necesidad de reconstruir. Y yo no puedo imaginar una implosión de la sociedad humana.
Marc Augé fue Invitado a la Argentina por la Embajada de Francia y el Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (FILBA). Desgrabaciones: Ana María Mozian.