Si Ud llegó a este post es porque conoce las veredas de Buenos Aires, y seguramente muchas veces se tropezó, se mojó inesperadamente (y se manchó con barro) al pisar una baldosa floja, y tal vez muchas veces lavó la vereda con manguera, o como mi mamá hacía, con muchos baldes de agua y detergente.
Yo ayudaba a mi mamá en la tarea, que con los años, me pareció extraña. ¿Porqué sacarle lustre a la vereda?
¿Cuál es el propósito de baldear una vereda y gastar litros y litros de agua? Pues, que la basura aún sigue en la calle y entre cartoneros y perros, todo se desparrama y se llena de moscas y otros bichos; que no hay bicisendas suficientes y las veredas también se usan para andar en bicicleta; que nuestras veredas no son de concreto (en otras palabras de cemento armado) y el diseño de vainillas junta tierra, barro, hojas. Y finalmente, ¿cómo se entera uno de los chismes si no sale a baldear la vereda y así poder charlar con los vecinos?.
Estas fotos que ven aquí, son tres ejemplos de veredas con plantas que he tomado en Beverly Hills. Pero no hace falta visitar semejante lugar de costosas viviendas para ver este diseño. La combinación pasto-cemento es típica de las veredas estadounidenses. Al menos en California, está prohibido regar con manguera, el pasto es de bajo consumo de agua o en los lugares más secos SE BAJAN IMPUESTOS MUNICIPALES por plantar suculentas, en otras palabras, plantas carnosas de montaña que no requieren riego (o apenas) y además tienen bellas flores.
¿Quién hace las veredas? La Ciudad (traducido, el Municipio). Si Ud se cae en una de estas veredas lisitas, con sólo las juntas de trabajo, Ud puede hacerle juicio a la Ciudad y ganarlo, por supuesto.
Las veredas son uniformes y el paisaje de plantas obligatorio.
Es por ello que leer la nota del Clarín, que ahora será obligatorio juntar el agua de lluvia para baldear las veredas porteñas (y vaya, que tenemos cantidad de tormentas), me tomó por sorpresa, y pienso si mis colegas han reparado en los gastos para los edificios y si de pronto no es mejor reciclar el agua de lluvia para un mejor uso, crear bicisendas, buscar otros sistemas de recolección de basura, que sean inviolables, controlar y penalizar a quienes dejen que sus animales nos ensucien las veredas, y otras medidas más para que el baldeo de la vereda se minimize, si bien tal vez no se pueda eliminar.
Desde que he dejado la casa de mis padres, no he baldeado mis veredas salvo por los desmanes mencionados arriba, pero sí las he barrido. Es mi punto de vista....
A continuación, reproduzco el artículo de Silvia Gómez para Clarín:
Con 50 votos a favor la Legislatura porteña aprobó ayer una ley para que los nuevos edificios que se construyan en la Ciudad r ecuperen el agua de la lluvia para usarla en la limpieza de las veredas y el riego de plantas . Y aunque quedarán exceptuados los que tengan menos de cuatro pisos, regirá tanto para los destinados a viviendas, como oficinas, depósitos y fábricas .
Además, con una campaña de concientización sobre el cuidado del agua, buscan que todas las edificaciones incorporen paulatinamente este cambio , más allá de que la ley no obligue a las ya existentes a tener el sistema. Se estima que para lavar una vereda se usan 300 litros de agua potable. Y es una queja recurrente de los consorcistas el derroche esto genera.
“Tendrá un costo estimado del 0,2 % del total de la inversión para un edificio nuevo de 1.000 metros cuadrados”, estimó la legisladora Karina Spalla, autora del proyecto junto a Cristian Ritondo (ambos del PRO). El cálculo responde a un edificio de unos cinco pisos en un terreno de 8,66 metros de frente.
El sistema de recolección es sencillo: se colocan cañerías pluviales que evacúan el agua en tanques de reserva exclusivos , instalados en las plantas bajas de los edificios. A su vez, los tanques se conectan a bombas para elevar la presión del agua y facilitar, y también agilizar, las tareas de limpieza.
Además del ahorro evidente que generará en el uso del agua potable, el sistema permitirá “ amortiguar el impacto inicial de las tormentas que viene sufriendo la Ciudad”, explicó Ritondo. Una parte de las lluvias cargará los tanques. Si el sistema se adoptara masivamente, también entre los edificios 50.000 edificios que ya existen, mejoraría mucho la absorción de las napas , que se perdió justamente a partir de la construcción.
El proyecto pasó dos veces por la Legislatura para aprobarse. En noviembre se realizó una audiencia pública en la que hubo críticas. Cuando la ley se promulgue modificará el Código de Edificación de la Ciudad. Recién entonces regirá para quienes tramiten permisos de construcción. Los ya entregados no serán alcanzados.
La intervención del Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo (CPAU) aportó cambios. “El proyecto original establecía tanques de almacenamiento en relación a los metros cuadrados del edificio. Nosotros planteamos que se determine en función del promedio de agua caída ”, explicó la arquitecta Cristina Beatriz Fernández, a cargo de la Comisión de Arquitectura de la CPAU.