Con el espíritu en las fiestas patrias, reproduzco hoy un breve texto sobre la descripción de la litografía de Carlos Pellegrini, de 1841, que nos muestra el uso del espacio público durante una antigua fiesta. Colección Bonifacio del Carril.
Carlos Pellegrini, padre del futuro presidente de la Argentina, era ingeniero. Llegó a Buenos Aires en 1828, desde Francia, contratado por el gobierno de Bernardino Rivadavia para hacer obras en el puerto de Buenos Aires que finalmente no realiza. “Ingeniero de obras frustradas”, según Bonifacio del Carril, se destacó como artista y pintor retratista. Es considerado el primer pintor edilicio de la ciudad de Buenos Aires, es decir, el primero en representar las edificaciones características de la “gran aldea”. Realizó numerosas obras sobre el solar histórico de la ciudad (los cuatro frentes de la Plaza de la Victoria, el Fuerte, la Catedral, las calles aledañas) así como también sobre la zona sur de la misma y las actividades que allí desarrollaban las personas (El Saladero y El Matadero, entre otras).
Pintó interiores de edificios públicos y privados, retratos de funcionarios y personalidades y se interesó por temas vinculados con la vida cotidiana y las costumbres tanto en el campo como en la ciudad y en relación con diversos grupos sociales.
En 1841 instaló una prensa litográfica en su casa y celebró un contrato con el propietario de la Litografía de las Artes, a través del cual se le hizo extensiva la licencia de publicación que dicho taller tenía. Así, en 1841, publicó Recuerdos del Río de le Plata, un álbum con veinte litografías entre las cuales se encuentran Fiestas Mayas y El Retiro.
En su estudio Monumenta Iconográphica,19 Bonifacio del Carril considera que la obra Fiestas Mayas es complementaria de El Retiro, en tanto ambas tienen como motivo la celebración patriótica que evoca el 25 de mayo de 1810. Del Carril define las obras en los siguientes términos:
…durante la fiesta, los espacios públicos se convertían en ámbitos de sociabilidad donde se daba la conjunción de los dos mundos. En la ciudad criolla todos los estamentos sociales -urbanos y rurales- eran partícipes-espectadores de los diversos momentos de la fiesta popular, que transcurría en espacios simbólicos diferenciados, ya fueran centrales, como la Plaza de la Victoria, o periféricos, como el Bajo, o Retiro. La Plaza de la Victoria era ‘otra plaza’ al engalanarse para la fiesta patria. Se producía, entonces, una cualificación temporaria del ámbito:21 era puesta de relieve, el lugar se señalaba y circunscribía mediante el uso de arquitecturas ficticias. Allí la gente “decente” perteneciente a la ciudad se convertía en la principal protagonista, mientras los sectores populares, tanto urbanos como rurales, participaban en los divertimentos o eran meros espectadores de los actos cívicos (de carácter más solemne) organizados por los primeros. Paralelamente, la periferia nucleaba las actividades festivas relacionadas con el mundo rural. Allí los pobladores del campo demostraban las habilidades inherentes a su condición corriendo carreras de caballos de parejas (llamadas “cuadreras”) y de sortija (denominadas “cañas”). La gente acomodada de la ciudad se trasladaba, entonces, a estas zonas periféricas para admirar las destrezas tradicionales de ese otro mundo.
Referencia
Página del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
No comments:
Post a Comment