La iglesia de San Telmo tal como actualmente es conocida y el conjunto arquitectónico que la rodea estaba en origen formado por la iglesia, la Residencia y Colegio, y la Casa de Ejercicios Espirituales para Hombres, todo ello de la Compañía de Jesús. Ahora queda sólo la iglesia cambiada de nombre, la Casa de Ejercicios con su Capilla que hasta hace pocos años fue Cárcel de Mujeres, y un pequeño sector al este resabio del gran claustro de la Residencia.
La historia del Alto de San Pedro ha sido escrita ya en muchas oportunidades (Lafuente Machain 1946) y sabemos que era una zona fuera del trazado de la ciudad desde los tiempos fundacionales hasta el siglo XVIII. Su ubicación al otro lado del zanjón del Tercero del Sur en las calles Chile e Independencia lo hacía inaccesible gran parte del año, y no había aun población estable en la zona. Fue sólo en los primeros años del siglo XVIII cuando el Cabildo comenzó a vender terrenos del antiguo ejido, es decir, entre San Juan e Independencia, donde surgieron pequeñas casas de materiales perecederos, con imagen de arrabal amontonado sobre la colina del Alto. Pero la falta de iglesia era notable y la Compañía vió una oportunidad doble: ocupar un espacio urbano no cubierto por otras órdenes y lograr un terreno amplio donde edificar nuevas construcciones que aliviaran los edificios del centro de la ciudad. La oportunidad llegó con una donación privada (Peña 1910, IV; de Paula 1960 y 1984, Leonhardt 1922/3) de Ignacio de Zevallos Bustillo en 1732, para construir “en el Alto de San Pedro, arrabal de esta ciudad, una casa de la Compañía de Jesús para que, en cumplimiento de su loable Instituto, se emplease en beneficio espiritual de la mucha gente que lo puebla”. Pero la obra se hizo esperar un tiempo y dos años mas tarde y con el aporte del Cabildo, se hicieron los planos por mano del mas ilustre arquitecto de su tiempo, el Hermano Andrés Blanqui quien ya había construido el Cabildo y la mayor parte de los edificios religiosos de su tiempo (Furlong, 1946). Se le otorgó un terreno de dos manzanas con frente a la actual calle Humberto Primo entre Defensa y Paseo Colón.
Probablemente dado que una manzana quedaba sobre la barranca sólo se usó la parte que estaba plenamente nivelada en el Alto. Pero Blanqui no pudo hacerse cargo de las obras por lo que se decidió enviar de las Misiones al Hermano Prímoli que estaba “por ahora ocioso y sin poder trabajar en la Iglesia de San Miguel” (Acuerdos... 1929) es decir la misión de Sao Miguel en Brasil, sin duda su trabajo máximo como arquitecto.
Las obras se iniciaron en 1735 y se sucedieron sin pausa hasta que Prímioli volvió a las Misiones en 1737 y fue reemplazado por el Hermano José Schmidt, de origen Bávaro y carpintero experto y constructor con experiencia (Furlong 1946, Leonhardt 1922). Mientras tanto se había iniciado la tramitación para que se le anexara a la nueva iglesia un Colegio, lo que llevó años de arduas tramitaciones y ardorosas polémicas (Peña 1910, IV) y que por fin fue aprobado en 1746.
Mientras tanto en 1740 la Compañía había recibido una donación de Melchor García de Tagle para construir una Casa de Ejercicios para Hombres en el lado oeste de la iglesia, que complementara la similar de mujeres bajo la advocación de Nuestra Señora del Buen Consejo, que se había hecho en las actuales calles Perú y Alsina enfrentando la Manzana de las Luces. Siguiendo un plano similar pero de mucha mas envergadura se inició la construcción que llevaría muchos años, llegando a costar la friolera de 170,000 pesos plata hacia 1768. Desde 1744 o 45 comenzó a trabajar en las obras el mas prestigioso y polémico arquitecto no religioso de su época, Antonio Masella (Millé 1968), quien fue reemplazando lentamente a Schmidt que estaba enfermo y falleció allí poco mas tarde.
Pero la expulsión de los jesuitas en 1767 produjo la parálisis de las obras, en parte no terminadas, lo que significó su abandono por varios años hasta que el conjunto pasó a manos de los Betlehemitas quienes comenzaron la instalación de un hospital en 1795. Mientras tanto en 1784 el arquitecto Manuel Alvarez de Rocha (de Paula y Tait 1960) se hizo cargo de terminar la Capilla de Nuestra Señora de Belén a la que aún le faltaba terninar la cúpula y su linterna. Con los años se estableció allí el Protomedicato en el sector ubicado al este y en el oeste, lo que había correspondido antes a la Casa de Ejercicios, fue destinada a cárcel lo que se mantuvo hasta 1978. Durante el siglo pasado se le fueron introduciendo cambios, demoliendo sectores, se agregó a la cárcel una nueva fachada hacia 1890 y un primer piso, se cambiaron los niveles interiores, se modifico la Capilla y se reemplazaron los altares barrocos por unos neogóticos modernos. La fachada de la iglesia fue terminada an 1876 y se le agregaron las nuevas torres revestidas de azulejos y los cambios siguieron hasta 1930. Las pérdidas mas grandes fueron la destrucción del Hospital en forma casi total, es decir mas de 5000 metros cuadrados de obras y terrenos ubicados del lado este, lo que es ocupado ahora por una plaza, quedando sólo la galería que pega sobre la iglesia misma. Con la apertura de la avenida San Juan se perdió también la parte sur incluida una hermosa fachada, sector que ahora ha sido remodelado y modernizado; hacia 1960 cayó la última Casa Redituante que sobrevivía sobre la calle Defensa. En los últimos años se han retirado las construcciones provisorias que había en el claustro restante liberándolo de las rejas que lo cerraban y se instaló allí el Museo Penitenciario Antonio Balbé.
Referencia
Daniel Schávelzon y Andrés Zarankin. Arqueología de Buenos Aires. Excavaciones en la Iglesia y residencia jesuítica de Nuestra Señora de Belén (actual San Telmo). 1992
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