Estancia Los Cerrillos. Foto de Walter Pontalti
Reproducción del artículo de Silvia Long-Ohni, para La Nación, sección Campo:
Fue lento y duro el avance de los españoles sobre la pampa hacia el sur de la incipiente Buenos Aires. Allá, en cercanías del Salado, la situación era siempre de riesgo, pues los malones asolaban las estancias desde que éstas comenzaron a surgir, a comienzos del siglo XVIII.
Para dificultar los arreos de ganado, en 1760, el rey aprobó el despliegue de guardias militares más allá de la originaria línea de fortines. Pero sólo en 1776 el gobernador Vértiz dio cumplimiento a la ordenanza y dispuso la construcción de cinco puestos de avanzada que fueron matriz de actuales poblaciones.
El teniente coronel Francisco Juan Betvezé estableció el fortín de la Guardia de San Miguel del Monte Gárgano, nombre dado por el cerro napolitano en que San Miguel se apareció para señalar una gruta con forma de iglesia, más tarde convertida en lugar de peregrinación. En 1778 amparaba un pequeño caserío sobre la orilla norte, cerca de la boca del arroyo Totoral. La población era de ocho familias, pero otras se sumaron pronto y el 18 de noviembre de 1789 se informaba al virrey la construcción de una capilla: esa fecha sirve hoy para memorar la fundación de San Miguel del Monte.
En 1820, los socios Juan Manuel de Rosas, Juan Nepomuceno Terrero y los hermanos Luis y Manuel Dorrego, compraron a don Julián del Molino Torres la estancia Los Cerrillos, situada a pocos kilómetros de allí, verdadero fuerte, además, protegido por fosos y cañones. Allí levantó Rosas su rancho famoso y dio vida a un importante centro ganadero y agrícola, dotado nada menos que con 60 arados.
Rancho de Rosas. Imagen de http://www.lagazeta.com.ar/los_cerrillos.htm
Rosas era meticuloso y quiso que hubiera una policía de campaña; ese mismo año con más de cien de sus peones y los de varios estancieros más creó un cuerpo de milicianos que se conocería como "Los Colorados del Monte". De todo eso hoy quedan dos presencias: una es ese escuadrón reaparecido en Monte como formación simbólica en 1979 y al que en 1994 se admitió como guardia de honor del gobernador de la provincia. La otra, ese célebre rancho de Rosas, único exponente en pie de sus pertenencias, cuidado durante más de un siglo por la familia Bemberg, que había llegado a ser propietaria de Los Cerrillos. Es una típica construcción bonaerense de su época; el techo consta de un entramado tipo bambú, con espadaña y atado con tientos de cuero de potro. Tiene paredes de barro y paja, de unos 45 cm de espesor y la planta es de tipo "chorizo", con cuatro habitaciones sucesivas.
Luego de un acuerdo con Otto Bemberg para remover la edificación, en 1987 se la trasladó los 30 kilómetros que distaban de Monte y se la emplazó en el solar que ocupó la primitiva Guardia, en la intersección de las calles Belgrano y Rosas. El edificio fue extraído de cuajo y asentado sobre tres vigas de concreto de 25 metros de largo y ocho cruzadas de 8 metros; para el traslado usaron un carretón de 120 ruedas, sobre el que se lo puso con criques hidráulicos: fue el primer traslado de una construcción de adobe hecho en América del Sur.
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